sábado, octubre 27, 2007

Pocos Ganan

Algunos puede ser que lean estas líneas antes que se conozcan quienes serán las nuevas autoridades en lo Nacional, Provincial y Municipal, muchos otros, también es posible que recién lean esto después de haber emitido su voto.

Para el caso es lo mismo pues, estamos 99% seguros que, gane quien gane, será muy poco lo que se transforme. La Argentina cada vez nos hace acordar más a aquella frase de la película de Visconti El Gatopardo: “Algo debe cambiar, para que todo siga igual”. Un estilo distinto, una cara distinta, un “look” distinto, un discurso distinto, pero en el fondo, todo sigue igual.

Quizás los años, en muchos aspectos me han quitado el don de la ilusión, de la esperanza, o quizás a esta altura de mi vida, me engañan menos y ya no compro espejitos de colores.

¿Qué hubiéramos esperado a nivel Nacional? Muy sencillo. Alguien que gobierne y decida para la Gente. Sin declamaciones tercermundistas, ni fundamentalismos extremistas, ni la versión femenina de Torquemada, ni violentos que piensen que arreglan la inseguridad con mas violencia, ni tranza, ni “éticos” que para ganar votos se suben a un palco con los integrantes de la Asociación Ilícita mas exitosa de la Argentina, el grupo de Intendentes Bonaerenses que duran y duran, y duran, gobierne, quien gobierne.

Tomasi di Lampedusa, el autor de El Gatopardo, se inspiró en la Sicilia del siglo XIX para escribir su libro luego filmado por Luchino Visconti, donde los nobles sicilianos se “adaptaban” a todo y duraban siempre manteniendo el poder. Esta región de Italia fue cuna de una de las organizaciones delictivas mas conocidas mundialmente. La Mafia. Cualquier relación que Uds. hagan con el párrafo anterior, NO ES, pura coincidencia.

La mugre de la política mal llevada y manejada en forma mafiosa, ensucia todo. Inclusive el deporte. El País no tiene política deportiva. Los éxitos llegan, casi de casualidad, por camadas de deportistas que, en forma aislada, logran objetivos impensados. La Selección de Básquet, Las Leonas, Los Pumas etc. son ejemplos de situaciones autónomas de cualquier política, casi accidentales.

El Deporte en la Argentina, en los últimos 20 años ha sido manejado desde las oficinas comerciales de un Multimedio y su asociado un canal de cable deportivo, los cuales digitan y “suben o bajan” el pulgar para decidir que es importante y que no lo es. ¿La pauta?, muy simple, todo aquello que les hace ganar dinero importa, todo lo otro, no. De este modo las desigualdades cada vez son mas grandes entre poderosos y el resto. Los distintos gobiernos han sido cómplices o testigos silenciosos de esta situación pues temen que les bajen el pulgar y expongan a la luz pública, alguna de sus tantas miserias. Nadie desde el sector político ha tenido, tiene o tendrá autoridad moral como para combatir esta situación. Todos tienen algún esqueleto en el ropero.

¿Sicilia? Un poroto al lado de esto.

Si esto fuera poco, en el fútbol de ascenso, esta mugre se ha derramado con violencia y rapidez, corrompiendo hasta los propios cimientos de los clubes.

Desde políticos que vuelcan en los clubes los dineros robados en su gestión, dirigentes que actúan como perritos falderos del poder, esperando que les pongan una galletita vieja en la boca y luego, salir contentos moviendo la cola. Empresarios que esquilman a los clubes, los usan y los desechan como preservativos, grupos de violentos apañados por la misma Asociación Ilícita que intimidan a toda la gente común, programas periodísticos del ascenso o partidarios que subsisten gracias a estafas al fisco o a avisos publicitarios de la “Mafia” y sus allegados condicionando sus opiniones y todo esto revuelto en un estofado inmundo al cual, la gran mayoría de la gente asiste con una apatía progresiva y si se quiere, cómplice.

Muy pronto va a ser mas negocio emitir Getafe – Albacete que Temperley – Los Andes, muy pronto los campeonatos los van a ganar aquellos que tengan de padrino al Empresario o al Político más corrupto, muy pronto la gente que quiere a los clubes de verdad va a perder las ganas de seguir peleando contra molinos de viento y las dirigencias solo van a estar integradas por políticos y sus perritos falderos.

¿Acaso nadie desde la política se pregunta porque motivo en los ’70 y en los ’80 los actos políticos convocaban multitudes y hoy, los candidatos presidenciales tienen que subir y arrear como ganado a unos cuantos cientos de personas compradas para “vestir” sus alocuciones públicas? ¿Acaso desde la conducción deportiva no son concientes que a la gente ya no se la puede manipular, que nadie es comprado con un éxito deportivo, que a nadie de buena cepa le gustan los ladrones y los corruptos?, ¿Acaso algunos dirigentes, periodistas y demás no son concientes que ellos NUNCA van a estar por encima de las instituciones? ¿No son concientes que el quiebre financiero de los clubes, y la consecuente dependencia cada vez mayor del financiamiento desde la corrupción es un camino de ida que conduce al desastre?

Sin dudas parece que no.

Nos toca lo que nos toca pues, por acción u omisión como ciudadanos hemos permitido todo esto. Nuestra apatía y desidia han sido el caldo gordo para que toda esta manga de corruptos y alcahuetes siga subsistiendo. Dolorosamente debemos asumirlo y solo desde allí algo podría empezar a cambiar. Debo ser honesto, soy absolutamente escéptico en este tema pues, como decía Roger Waters, para todos nosotros, después de todo, el resultado de esta elección solo será otro ladrillo en la pared.

Por eso, no importa si alguien lee esto antes o después de votar. Gane quien gane, nada cambiará, la fiesta de pocos seguirá su curso. Unos pocos ganan, y todos los demás, como siempre, perdemos.

viernes, octubre 12, 2007

Acerca de la esencia del deporte.

El ser humano en general y el argentino en particular necesita de éxitos.
En algunos casos quizás patológicos impulsados por la ambición desmedida, y en otros casos, según lo mal que nos este yendo en la vida ya no nos estaremos exigiendo éxitos a nosotros mismos, sino que se los estaremos pidiendo a otro. Este otro, podrá ser nuestro equipo favorito de fútbol, algún tenista, la selección de básquet, de fútbol, las Leonas o los Pumas.
Nos hacemos inmediatamente hinchas fanáticos de aquel mediático deporte que este pasando por un momento brillante aunque no entendamos un reverendo corno de lo que se trata, pero si gana, ahí estamos firmes, gorro, bandera y bincha.
Un caso patético y paradigmático es el fútbol. Seguramente muchos de nosotros hemos presenciado las penosas escenas de los padres de los jugadores de las divisiones mas pequeñas presionando a sus propios hijos para que el jugador contrario no pase con éxito por al lado de su hijo, y si así fuere, que al menos no sea en una sola pieza, al grito de MATALO.
En un ligero análisis podemos ver que estamos pasando la mochila de nuestras propias frustraciones por aquello que no pudimos lograr, tanto deportiva como en la vida misma a nuestros hijos para que estos triunfen ganen muchísimo dinero a cualquier costa, inclusive truncándole la carrera a un compañero por una lesión, este también es un recurso valido.
Para aquellos que ya resignados por la desgracia que sus hijos eligieron los libros o la música para forjar su futuro, solo les queda ir a una cancha de fútbol a insultar a propios y extraños, este será un eficaz bálsamo y una terapia alternativa para que nuestras familias disfruten de un padre ya con espíritu renovado. Claro que esto durara apenas unos pocos días hasta que volvamos cruzarnos nuevamente con nuestra oscura realidad.
Años atrás, donde la vorágine de los millones en el fútbol no eran la locura e hoy, donde se jugaba para el equipo del cual era hincha (Bochini y tantos otros) .Donde vestir la celeste y blanca era un orgullo y no una vidriera para generar millones.
La pregunta que se me ocurre… ¿deporte, trabajo o negocio? ¿Pueden convivir estas tres cosas?
Recuerdos de mi infancia, donde el deporte era un complemento para la salud mental y espiritual, mas el estudio y los amigos.
Mi frustrada incursión por el fútbol infantil de Temperley, precipito mi alejamiento ya que a pesar mis limitaciones el afán del padre de un jugador que integraba la subcomisión consideraba que su hijo era mejor que yo y sin que me dejen libre me fui solo. De todos modos el fútbol no perdió nada, gracias a Dios por que la verdad es que yo no hubiera llegado a nada y el, por lo visto lo único que logro es que yo me vaya.

En estos días, tenemos un “noble deporte” que esta en boca de todos, en el cual tuve el orgullo de llegar a jugar muchos años y de donde me llevo a comprender desde muy pequeño mucho mas el sentido del deporte, la sana competencia, el jugar por la camiseta, llorar cuando se canta el himno nacional, el respeto por los árbitros, el respeto por el rival, compartir un tercer tiempo charlando amigablemente con quien quizás nos había ganado por goleada, valorando la amistad y el espíritu deportivo, sabiendo sobreponerse a la adversidad, un juego, una competencia y nada mas, era solo eso competir y hacer amigos y hasta compartir tribunas en finales de campeonato.
No es el primer mundo ni otro planeta, es la esencia del deporte, tan simple como eso.

Colaboración de JMV

lunes, octubre 08, 2007

Aire Fresco

Puede parecer una anécdota menor, pero no lo es. Máxime en los tiempos que corren pues muestra, de alguna manera, de que madera está hecha alguna gente.

Sobre los 20 minutos del primer tiempo del partido del pasado sábado tras un agarrón de la camiseta de un rival, a Walter Molina, jugador Celeste, se le quedó trabada la rodilla en el barro y cayó con la misma en una posición no natural, consecuencia: una dolorosa lesión.

Con mucha dificultad el volante Celeste fue hasta el banco de suplentes donde se sentó dolorido junto a sus compañeros. A los 40’ vino el gol de Temperley, a algún hincha del Celeste que habitaba la platea local, se le escapó un grito, nada pasó mas allá de alguna torva mirada de costado.

Un par de minutos después del gol con mucha dificultad y ayudado por el médico del club y otro ayudante, Molina se dirigió hacia el túnel a los saltitos. Desde la platea uno veía que iba a ser realmente muy difícil bajar los escalones de esa manera.

Como un resorte tres o cuatro personas de la platea, suponemos que dirigentes y/o allegados al local, a los gritos, avisaron al médico Celeste que no llevara al jugador por ese lado, y corrieron para que se abriera el portón de la cancha y pudiera salir con mayor comodidad hacia el vestuario.

Acababan de sufrir un gol en contra, algún hincha incluso se los había gritado en la cara, sin embargo por encima de cualquier rivalidad deportiva, y seguramente masticando bronca, ellos saltaron para evitar que a Walter Molina se la agravara la lesión al intentar bajar por la escalera del túnel.

Lo humano prevaleció por encima de cualquier otra cosa.

Estos hechos, en apariencia menores, son los que marcan la calidad humana de una persona y muestran la verdadera diferencia sobre otras.

Una semana atrás debíamos destacar un hecho negativo y detestable, hoy nos toca escribir sobre algo, que en otras circunstancias debería ser algo menor y habitual pero en un medio plagado de egoísmos y ventajeros, representa un verdadero aire fresco y agradable.
Muchas gracias a esa gente de Cambaceres, honestamente no se si les va a ir bien o mal en lo deportivo este año, situación por demás secundaria, pero en la vida, por hechos como este, merecen lo mejor.

lunes, octubre 01, 2007

Un Pobre Tipo

Paso a paso las distintas circunstancias y hechos que cada uno va realizando en la vida nos va marcando una trayectoria. En la vida privada, son nuestros seres queridos, nuestros amigos, conocidos, compañeros de trabajo, vecinos etc. los que, de alguna manera, van conociendo nuestra persona y van apreciando o despreciando a la misma de acuerdo a como vamos comportándonos.

Hay quienes van por derecha, en la gran mayoría de los casos, y de algún modo van generando un prestigio en sus relaciones y hay quienes por el contrario con su comportamiento desleal y detestable, van siendo raleados de toda relación social.

Con los personajes públicos sucede algo parecido.

Basta repasar los distintos hitos en la vida y el comportamiento de algunos personajes, para poder catalogarlos. Hay gente admirable, y gente detestable y dentro de esta forma de ser, hay hechos que suceden que pueden llamar a sorpresa y otros no.

Del mismo modo esa trayectoria se va jalonando con el ejemplo de quienes son los que admiran a ciertos personajes. La gente de bien admira a los notables, los energúmenos, admiran a sus semejantes.

El pasado sábado Alberto Pascutti tuvo un altercado con un periodista de Temperley, mas concretamente con un colaborador de Fabio Flores de Soy Celeste por TV. En el curso de este hecho, en una actitud por demás detestable, el actual DT de Los Andes agredió de hecho y de palabra a un menor de edad.

Sabemos quien es Fabio y su equipo, el esfuerzo que le significa poner imágenes en el aire, y el sentimiento que le pone a todo esto, también sabemos que una de las características de las emisiones de Fabio ha sido siempre el enorme respeto por el rival de turno y por quien piensa distinto, por ello siempre que hemos podido le hemos dado un espacio en INTERCELE para difundir su trabajo. Fabio y su gente son de los que caminan por derecha en la vida. Nadie Jamás que haya visto o escuchado el trabajo de Fabio, puede intuir o suponer actitud violenta alguna.

Pascutti tiene su trayectoria marcada por hechos violentos. Su labor pública y profesional como jugador y técnico se encuentra plagada de situaciones en las cuales, el siempre fue el agresor, el golpeador, quien terminó un cambio de opiniones trompeando a quien se le ponga delante. Es el tipo de personas que supone que por voltear de una trompada a otra persona es mas “macho” cuando en realidad, es un pobre tipo, un cobarde que escuda en su agresividad y violencia lo poca cosa que es como ser humano.

Más allá de sus eventuales éxitos y fracasos deportivos y profesionales que, a cualquiera le pueden caber, Pascutti en reiteradas oportunidades ha mostrado ser de esta manera, y solo puede ser admirado por energúmenos.

Es muy lamentable que hoy este sujeto represente como técnico a una tradicional institución como el Club Atlético Los Andes. Un club de este prestigio deportivo e histórico no merece a este tipo de personajes pues ni lo representa, ni mucho menos marca una tendencia de comportamiento general. Estamos convencidos que, a la corta o a la larga la gente de Los Andes va a lamentar, y mucho haberlo contratado.

El tema ahora seguirá en la justicia, la cual como ya sabemos tiene vericuetos que van mucho mas allá de lo razonable.

De todos modos, cada uno seguirá su camino en la vida. Fabio y su gente, haciendo con toda dignidad y humildad su programa Soy Celeste por TV, Pascutti con éxitos y fracasos, golpeando y agrediendo a cuanta persona se le ponga delante y le diga algo que no le gusta.

Cada uno de nosotros sabrá, mas allá del castigo que determine la justicia, a quien admirar y a quien detestar.

Nuestra solidaridad a Fabio y su equipo, nuestro repudio a este pobre tipo.