miércoles, abril 30, 2008

El Bono Patrimonial

Los caminos para financiar inversiones y/o gastos en el Club Temperley pueden ser de diversa índole y tenor. En una entidad, cada vez mas inserta en un mundo donde los negocios se mueven a la par de todo tipo de actividades deportivas, sin dudas que esta situación obliga a los dirigentes a abrir sus cabezas y darle un marco mucho mas abierto y flexible a la búsqueda de recursos.
A la hora de confeccionar el presupuesto financiero, tema que seguramente trataremos en otra nota, existen solo dos alternativas posibles para financiar gastos e inversiones, obtener recursos o endeudarse.
Temperley ha sido, es y siempre será un club solidario. Muchas de sus mas importantes obras edilicias, así como otras mejoras de menor envergadura han sido financiadas con colaboraciones, rifas, colectas y demás modos de instrumentar la “colaboración solidaria” por parte de socios e hinchas.
Independientemente de lo antedicho, es decir que sus dirigentes deben buscar otras vías, la de la “colecta” o aportes solidarios seguirá vigente.
Sin embargo, hemos visto que poco a poco, muchos de estos intentos de obtener recursos de esta manera han fracasado o han mermado significativamente en su resultado.
Pensamos que los motivos de estas situaciones son diversas, pero una de las mas importantes es que, en el pasado y con toda la buena voluntad de quienes tuvieron la iniciativa, se han hecho colectas de este tipo en el club, y quienes la encararon no han hecho una adecuada rendición de cuentas, e incluso en algunos casos el “objeto” de la colecta nunca se llevó a la práctica o quedó trunco y, por ende el destino del dinero recaudado fue incierto.
Estas situaciones, las cuales en la gran mayoría de los casos fueron hechas con la mejor buena voluntad del mundo pero con desprolijidad, fueron generando descrédito en la gente la cual, poco a poco fue dejando de colaborar.
Si bien la desconfianza no es fácil recuperarla, pensamos que uno de los caminos para darle mas sustento a este tipo de iniciativas es la de la creación a través de una reforma estatutaria del Bono Patrimonial.
¿Qué es esto?, pasamos a explicarlo con un ejemplo
Vamos a suponer que el Estatuto, como debiera, prevé que la Comisión Directiva deba presentar un Presupuesto financiero debidamente calzado sujeto a aprobación de la Asamblea de Socios.
En este presupuesto, supongamos, la CD prevé la realización de una tribuna en la cancha por un costo de $ 500.000 la cual será financiada por la venta de 50.000 Bonos Patrimoniales de $ 10.
Estos bonos, deben tener las siguientes características: a) Tener un fin determinado y b) Ser Nominativos (a nombre de quienes los adquieran) c) Ser Numerados correlativamente
Si la Asamblea aprueba esta obra, la CD no podrá iniciarla hasta tanto no venda y cobre el 100% de los Bonos previstos cuyo importe deberá ir depositándose a medida que se recauda en una caja de ahorro especialmente creada a tal fin. Si al cabo del año no logra venderlos todos, se plantearán en Asamblea dos alternativas: a) Prorroga de un año mas para tratar de colocar todos los bonos o b) Devolución del dinero a los adquirentes.
Si luego los promotores de la obra o dirigentes quieren organizar rifas, colectas, cenas, shows bingos o lo que fuera “a beneficio de la tribuna” los adquirentes de estas especies o colaboradores deberán exigir al margen del numero de la rifa, o la entrada a la cena etc, el o los Bonos Patrimoniales que le correspondan. Si la entrada a una cena a beneficio de la tribuna vale $ 50, junto con la tarjeta de ingreso a la cena, deberán darle 5 Bonos Patrimoniales de ese fin de $ 10.
Del mismo modo si un socio adinerado quiere hacer una donación importante para esta obra (en dinero o en especie, materiales etc.), se le darán la cantidad de bonos proporcionales a su donación.
Obviamente que una vez que los bonos se emitan, los miembros de la CD serán solidariamente responsables por daño o extravío de los mismos. La suma del dinero depositado en la cuenta, mas el total de bonos en poder de la CD no colocados siempre tiene que ser igual al valor total de la obra a realizar.
Una vez vendido el último bono, se comienza a realizar la obra. Si, por cualquier motivo, el dinero no es suficiente para finalizarla, en la Asamblea de socios los dirigentes deberán, recibos mediante, demostrar que el dinero recaudado fue en un 100% a la obra, estimar el dinero faltante para su culminación y emitir una nueva serie de bonos para culminarla, todo aprobado por Asamblea.
De este modo, cualquier socio o grupo de socios puede pedir el derecho a controlar esta situación.
En caso de emitirse Bonos Patrimoniales para una etapa de una obra y no la obra completa, el detalle de las obras a realizar debe ser muy detallado y preciso. No puede decir “40% de la tribuna”, por ejemplo.
El estatuto puede prever que algunos gastos específicos se financien con Bonos Patrimoniales pero en este punto es muy importante que los dirigentes no obliguen ni contraten por estos gastos hasta tanto no vendan y cobren el último de los bonos.
¿Un Ejemplo? Supongamos que los dirigentes lanzan una emisión de 15.000 Bonos de $ 10 cada uno para “Contratar por un año un delantero de jerarquía – Sueldos, aguinaldo y cargas sociales ” Si se colocan el 100% de los bonos, se firma el contrato, si no se lo hace, se devuelve el dinero a los colaboradores.
Sin dudas que esta idea puede pulirse mucho más, esto simplemente es un boceto, pero entendemos que es un punto inicial para hacer mas transparentes las colaboraciones y donaciones recibidas por el club o en nombre del club.

domingo, abril 13, 2008

Un club, una empresa - Parte I

Volvemos sobre un tema que, un par de años atrás habíamos desarrollado en profundidad, en oportunidad que en el club se hablaba sobre la reforma estatutaria.
La gran pregunta es: ¿Debe un club manejarse como una empresa?, o dicho de otra manera, ¿Es asimilable aplicar las bondades de la gran cantidad de teoría y práctica sobre organización empresaria a una asociación civil del tamaño y la estructura actual de Temperley?
Opinamos que en algunas cosas si, en otras no y fundamentalmente, debe hacerse con posterioridad a un reordenamiento normativo e institucional.
Vayamos por partes.
Los fines difieren. Una empresa, por lo general tiene como fin casi exclusivo el lucro. Una asociación civil, del estilo de Temperley tiene varios fines, metas sociales, servicios a los socios, logros deportivos etc, pero para cumplimentar estos fines, mantener su infraestructura acorde etc. necesariamente debe buscar el lucro o, al menos, el equilibrio económico.
¿Cuál debe ser el fin prioritario?, sin dudas aquel que sus socios decidan.
Aquí viene la primera dificultad para aplicar “criterios empresarios” en un club. Por lo general en empresas exitosas cada uno de sus funcionarios (directores, gerentes etc.) tiene muy claros los fines de los dueños de la empresa y los cambios de timón son consensuados. En clubes como Temperley, antes cada dos, ahora cada tres años los socios expresan su voluntad de cambio o continuidad, solo a través de un voto y una vez al año aprobando el balance de una gestión. Nunca en la historia reciente del club, se consultó a los socios sobre una obra, la aplicación de un dinero importante o la inversión o gasto en una campaña deportiva. Se pide la participación o colaboración de los socios, solo cuando las papas queman (vengan a trabajar, ayuden, compren la rifa, paguen la cuota etc.) nunca se participa a los socios a la hora de las decisiones. Este es un mea culpa que deben (debemos) hacer todos aquellos que alguna vez tienen o tuvieron responsabilidad dirigencial.
Durante esos dos o tres años de mandato las comisiones directivas actúan casi como si fueran los dueños absolutos de la verdad y del propio club. Gestionan, hacen y deshacen, compran, venden, construyen, contratan, endeudan y amortizan. Todo sin control, ni participación y en algunos casos sin la adecuada información. Con el agravante que sin oposición seria u organizada, se van a cumplir diez años sin elecciones. Por ende, levantar una mano en una asamblea anualmente se convierte para un socio del club en la firma de un cheque en blanco a ciegas y sin rendición de cuentas.
Cualquiera que haya trabajado en una empresa, medianamente seria, sabe que en las mismas esta situación es diametralmente opuesta. Las decisiones que toman los directores y gerentes deben seguir a rajatabla los fines de los propietarios o accionistas. A tal fin deben rendir en forma casi permanente cuentas sobre ello y si son descubiertos violando esta premisa, salen violentamente eyectados sin más trámite.
Por ende, para aplicar las bondades de la organización empresaria, sin dudas se debiera adecuar el Estatuto del Club, y redactar un reglamento que haga mucho mas participativas a los socios todas aquellas decisiones de fondo del club.
Otra premisa es la organización interna.
¿Uds. se imaginan un equipo de fútbol donde solo dos o tres jugadores tienen el puesto asignado, y el resto deben tratar de hacer lo que puedan y donde sea?
¿Uds. se imaginan una empresa donde haya solo dos o tres personas con puesto y tareas específicas y el resto que “den una mano en lo que puedan”?
Bueno, de acuerdo al Estatuto de Temperley mas o menos es así como debe funcionar el club.
Un presidente con tareas específicas, un secretario con tareas específicas, un tesorero con tareas específicas, en menor medida un “secretario de actas” con alguna tarea aleatoria específica y poco mas. Los demás miembros como dicen los vendedores de La Razón es “a voluntad”. Tradicionalmente hay quien va a AFA, otro que maneja el fútbol pero en ninguno de los casos con obligación estatutaria. Los prosecretarios y protesoreros deben “ayudar” o “reemplazar cuando no están” y los vocales votar en comisión directiva. ¿Puede un club funcionar como una empresa con esta organización?, decididamente no.
Antes de hablar de idoneidades, antes de establecer cualquier otro criterio, el Estatuto del club debiera exigir un funcionamiento, estilo organigrama, en el cual cada uno de los miembros de Comisión Directiva tenga una tarea específica asignada y rinda cuentas por la misma. No mas directivos de relleno, no mas miembros que solo están para levantar la mano o ir a los partidos de visitante con carné de dirigente, no mas organizaciones donde entre tres o cuatro se cocinen todos los estofados.
Si cada uno de los 22 miembros (o la cantidad que se decida) de Comisión Directiva tuviera una tarea específica por estatuto, y las mismas fueran conocidas a priori, cada lista de candidatos al conformarse necesariamente debiera elegir gente con la idoneidad y voluntad de trabajo acorde a cada tarea que se llevará a cabo, por otra parte las responsabilidades se encontrarían mucho mas repartidas y de esta manera el Presidente sería un verdadero CEO, los vicepresidentes su Staff de decisión, los integrantes de la Mesa Directiva el cuerpo gerencial y el resto de los miembros de la CD, los jefes a cargo de cada una de las áreas de interés del Club.
Incluso el Estatuto debiera prever que, aquel gerente o jefe que no cumple con su tarea de acuerdo a lo requerido, pueda ser reemplazado.
En las reuniones de Comisión Directiva, cada uno rinde cuentas y se vota sobre las tareas importantes. En reuniones periódicas, los socios o su Asamblea de Representantes, aprueba esta gestión. Todo mas claro, todo mas cristalino y todo mas directo.
A partir de allí, con esta organización implementada recién podemos hablar de criterios empresarios y demás cosas.
En notas posteriores desarrollaremos algún otro punto sobre este tema e invitamos a todos aquellos que deseen escribir sobre esto, nos manden la nota al correo y se la publicamos en esta sección.